domingo, 4 de octubre de 2009

POEMAS DE FÚTBOL (2): Platko, de RAFAEL ALBERTI

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Nadie se olvida, Platko,
no, nadie, nadie, nadie,
oso rubio de Hungría.

Ni el mar,
que frente a ti saltaba sin poder defenderte.
Ni la lluvia. Ni el viento, que era el que más regía.

Ni el mar, ni el viento, Platko,
rubio Platko de sangre,´
guardameta en el polvo,
pararrayos.

No, nadie, nadie, nadie.

Camisetas azules y blancas, sobre el aire,
camisetas reales,
contrarias, contra ti, volando y arrastrándote,
Platko, Platko lejano,
rubio Platko tronchado,
tigre ardiendo en la yerba de otro país. ¡Tú, llave,
Platko, tú, llave rota,
llave áurea caída ante el pórtico áureo!

No, nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.

Volvió su espalda el cielo.
Camisetas azules y granas flamearon,
apagadas, sin viento.

El mar, vueltos los ojos,
se tumbó y nada dijo.
Sangrando en los ojales,
sangrando por ti, Platko,
por tu sangre de Hungría,
sin tu sangre, tu impulso, tu parada, tu salto,
temieron las insignias.

No, nadie, Platko, nadie,
nadie, nadie se olvida.

Fue la vuelta al mar.
Fueron
diez rápidas banderas
incendiadas, sin freno.
Fue la vuelta del viento.
La vuelta al corazón de la esperanza.
Fue tu vuelta.

Azul heroico y grana,
mandó el aire en las venas.
Alas, alas celestes y blancas, rotas alas,
combatidas, sin plumas, encalaron la yerba.

Y el aire tuvo piernas,
tronco, brazos, cabeza.

¡Y todo por ti, Platko,
rubio Platko de Hungría!

Y en tu honor, por tu vuelta,
porque volviste el pulso perdido a la pelea,
en el arco contrario el viento abrió una brecha.

Nadie, nadie se olvida.

El cielo, el mar, la lluvia, lo recuerdan.
Las insignias.

Las doradas insignias, flores de los ojales,
cerradas, por ti abiertas.

No, nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.

Ni el final: tu salida,
oso rubio de sangre,
desmayada bandera en hombros por el campo.

¡Oh Platko, Platko, Platko,
tú, tan lejos de Hungría!

¿Qué mar hubiera sido capaz de no llorarte?

Nadie, nadie se olvida,
no, nadie, nadie, nadie.


RAFAEL ALBERTI (Cádiz, 1902-1999), CAL Y CANTO, Poesías completas, Vol. I, Aguilar, 1988
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1 comentario:

  1. Les comparto mi poema, . . .

    EL FUTBOL: JUEGO CELESTIAL DEL HOMBRE

    Domingo la cita,
    lugar un estadio,
    fila de taquilla
    pesado calvario.

    Estando en la grada
    no te importa nada,
    que suenen cornetas,
    matracas, trompetas.

    Disfrutamos juntos
    ¡el juego del hombre!,
    lucen los conjuntos
    vistoso uniforme.

    Once contra once,
    el fut es romance,
    la de gajos rueda
    en cancha de seda.

    El sudor la riega
    en sana refriega,
    al balón botines,
    puntapiés afines.

    La defensa luce,
    la media se crece,
    un buen delantero
    encara al portero.

    ¡La malla se mece!,
    ¡la gente enloquece!,
    ¡la magia del fútbol!,
    ¡se ha metido un goool!

    Anotarlo es clave,
    bendita esa llave,
    el tanto es pedido
    en cada partido.

    No basta jugarlo
    pues hay que ganarlo,
    triunfar con honor,
    no hay nada mejor.

    Dura es la batalla,
    la pasión estalla,
    mas hay un principio:
    ¡que se juegue limpio!

    El árbitro pita . . .
    principio, el final,
    marcará cerquita
    imparcial penal.

    Las porras se cimbran
    a cada momento,
    aplauden, corean,
    acción y talento.

    ¡Un gran cabezazo!,
    ¡un tiro al larguero!,
    ¡bonito chanflazo!,
    ¡lance del arquero!

    ¡Deporte el más bello!,
    ¡que ganas, que entrega!,
    el fútbol se juega . . .
    también en el cielo.

    Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
    México, Distrito Federal, a 15 de marzo del 2006.
    Si Dios quiere, este bello poema rodará, rodará y rodará
    por el mundo, . . . como si fuera un balón de fútbol.
    Dedicado a Don Angel Fernández Rugama (QEPD)
    Reg. Indautor No. 03-2006-050413132300-01

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